sábado, 17 de octubre de 2015

PANORAMA ECONOMICO (lo rescate de un archivo)




Si aumenta la base monetaria: de las reservas de divisas, aumento del crédito al sistema bancario o al sector público.

Si se reduce la base monetaria: destrucción de dinero

Si disminuyen los activos del Banco Central sin que se reduzcan los pasivos no monetarios, llevará a una disminución de la base monetaria.

Hay variaciones en el balance del Banco Central, que afectan por tanto a la base monetaria, que éste no puede controlar, son de carácter autónomo:
Por ejemplo, un déficit (o superávit) de la balanza de pago no es controlable por el Banco Central, sin embargo influirá en su nivel de reservas de divisas (partida del activo).

Otras variaciones del balance del Banco Central si son controlables y es lo que le va a permitir determinar (con cierta aproximación) el importe de la base monetaria.
Por ejemplo, los créditos concedidos al sistema bancario: si aumentan los créditos aumenta su activo y por tanto aumentará su pasivo. Si el pasivo no monetario no varía, necesariamente tendrá que aumentar el pasivo monetario (aumento de la base monetaria).
En primer lugar hay que señalar que el objetivo principal del Gobierno cuando trata de actuar sobre la economía es mantener una tasa de crecimiento estable en el largo plazo:
Históricamente se ha demostrado que lo más eficaz para una economía es mantener un ritmo de crecimiento estable, sostenible en el tiempo, sin que provoque fuertes desajustes.
Tan malo resulta que la economía crezca poco, a que lo haga de una manera descontrolada, ya que esto origina serios desajustes (en primer lugar, un fuerte repunte de la inflación), que son difíciles de corregir y que suelen terminar con una recesión.
Respecto a la cuestión institucional, la evidencia empírica, tanto local como internacional, dejan de manifiesto que cuanto mayor el nivel de independencia de un Banco Central, menor será la tasa de inflación. Uno de los indicadores típicos del nivel de autonomía es la cantidad de veces que cambia el Presidente de la institución.

Así, en nuestro país, en los 11 años que van desde el año 2003 hasta el presente, han pasado cinco personas por el cargo (Prat Gay, Redrado, Marcó del Pont, Fábrega y Vanoli), cuando el mandato del funcionario es por seis años.

Es más, cuatro de los mismos han estado durante el último lustro, por lo que en dicho período hemos tenido la cantidad de Presidentes propia de 24 años. Al mismo tiempo, la literatura señala que cuanto más averso a la inflación (ortodoxo) es el Presidente de un Banco Central, menor la tasa de inflación. En este sentido, la inflación promedio de Prat Gay fue del 5%, la de Redrado del 15%, la de Marcó del Pont del 25 % y la de Fábrega del 40%. Por lo tanto, el flamante dueño del sillón de Reconquista 266, arranca desde una situación muy desfavorable.

Por el lado del sostenimiento de la demanda de dinero, frente al quiebre observado de la misma, es claro que esto no será una tarea sencilla. Por el lado de la demanda por motivos transacción, se espera que este año el PBI termine cayendo 2,5%, por lo cual, esto no ayudará.

¿Por qué estamos  asi?

La inflación comenzó en la Argentina en 1945". Y lo sostiene con cuadros estadísticos,  cuando en una década, de 1945 a 1954, el costo de vida experimentó un alza superior al 500 por ciento, mucho mayor que el habido entre 1914 y el quinquenio 1940-44. Carlos F. Díaz Alejandro observa, a su vez, que "la tasa de inflación en la Argentina se despegó de la tasa de Estados Unidos y Europa occidental a partir de 1949 Durante la primera mitad de la década del 40, la Argentina sufrió un proceso inflacionario al igual que muchos otros países. La diferencia fue que a partir de 1948 la inflación desaparece en el resto del mundo desarrollado, pero no en nuestro país. Desde ese momento la inflación es de origen nacional. Y esa inflación neutralizó cualquier aumento de salarios que el gobierno decretaba con suma facilidad. En 1952, el nivel del salario real de un peón industrial bajó el 25 por ciento con relación a 1948. Para un obrero especializado, el descenso fue del 30 por ciento. Era la contrapartida de la euforia 1946-48, cuando el ingreso nacional creció un 26 por ciento. Una visión de todo el ciclo revela, sin embargo, que 1946-52 estuvo caracterizado principalmente por la existencia de una ocupación plena. El porcentaje de trabajadores empleados en la industria se elevó del 21,3 por ciento en 1945; al 28,3 en 1949 y cayó al 25,1 en 1952". En el sector agrario la balanza se inclinó del 34,7 por ciento en 1945 al 25 en 1952. En ese mismo lapso, la ocupación en servicios se elevó del 44 al 49 por ciento; esto es de una rama de ocupación más productiva a otra menos productiva.

Bajar la inflación en la Argentina actual requiere una política gradual de objetivos.
"el Banco Central debe ser independiente, lo dice el sentido común" porque, según su interpretación, "siempre que fue amigo del Gobierno hubo inflación, imagínense lo que va a ser el de (Alejandro) Vanoli", quien acaba de ser designado en reemplazo de Juan Carlos Fábrega.

Todavía Argentina tiene un sendero disponible que le de oxígeno para transitar con cierta razonabilidad el 2015. Argentina debe bajar el techo del dólar e instaurar ya mismo una dinámica de apreciación del peso, no al revés. No subestimemos lo útil que pueden ser la expectativas en este mercado, la dinámica de junio del 2014 puede volver más rápido de lo que pensamos. En un mundo en donde nada rinde más del 5%, nosotros ofrecemos yields por sobre el 10%, una mínima señal y el mercado saldrá a comprar deuda argentina otra vez.
Con la actual tendencia, las proyecciones de reservas para el año 2015 llegan a 14.000 millones de dólares. La misma cifra que recibió el kirchnerismo el 25 de mayo de 2003. Una historia circular que desmiente a la década ganada